La Bicha de Balazote

Un primer plano para comenzar

Al observar esta obra nos percatamos de que se trata de una escultura que aunque lo aparente no es de busto redondo, sino que solo aparece tallada por unos de sus lados (el izquierdo) parece ser que formaba parte de un sillar, al estilo de los leones de Pozo Moro, mas concretamente la estatua de un animal monstruoso de forma yacente.

Se ha realizando mediante volúmenes negativos, trabajando la piedra caliza representando un tema mitológico, aunque muy relacionado con el funerario ya que este animal era uno de los típicos guardianes de cementerios Iberos. A pesar de ser irreal se representan con naturalidad las dos partes que lo forman, el cuerpo de toro y la cabeza humana que parece guardar alguna relación con los arquetipos de las figuras arcaicas griegas.

La figura parece tener un único punto de vista central, y es la cabeza que se dirige al espectador, mientras parece que esboza una pequeña sonrisa, da sensación de reposo y tranquilidad por su postura yacente.

La escultura data del siglo IV a. C , fue encontrada en la Península y los primeros estudios la relacionaron con una cierva, de la que derivo la palabra "biche" que ,mas tarde quedo en castellano como la Bicha, pertenece a la cultura Ibérica la cual estaba formada por un conglomerado de pueblos con unas características homogéneas.

Los temas favoritos de las representaciones se encuentran en los combates y las armas, siendo muy típica la iconografia de luchas entre guerreros o los combates contra animales.
Así mismo la iconografía relacionada con los animales reales o fantásticos que comúnmente eran utilizados como protectores y guardianes de las necrópolis.

En estos casos los animales reales se van alternando con seres fantásticos o monstruosos, como las esfinges los grifos y este mismo. En este caso además el ser representado guarda algún tipo de relación con los ríos y el fluir de la vida, que es ante todo cambiante.

«Esta escultura es hija de helenos, y, si se quiere, también nieta de fenicios y bisnieta de mesopotámicos». A. García y Bellido, 1931.